Monday 1 October 2018

La ciencia y el sentido de la vida

https://culturacientifica.com/2018/07/19/la-ciencia-y-el-sentido-de-la-vida/

Artículo de Retiario / José Cervera

https://www.microsiervos.com/archivo/weblogs/adios-pepe-retiario-cervera.html


Otro de los habituales reproches que suelen escuchar los ‘cientifistas’ es que a diferencia de la religión la ciencia no proporciona respuestas a las Grandes Preguntas de la Humanidad, aquellas relacionadas con el sentido de la existencia y con el papel que en ella jugamos cada uno de los mortales. Una vez más como si esto fuese de alguna manera un fallo del proyecto científico, un defecto que de alguna manera invalida o menoscaba el valor que tiene la ciencia. Cuando, una vez más, encontrar el sentido de la vida no ha sido jamás, ni puede serlo, un propósito de la ciencia.

Mirándolo con distancia resulta fascinante y extraña la imperiosa necesidad que sienten los humanos por las narrativas, por disponer de explicaciones hiladas en historias que estructuren y den forma al Universo. Todas las religiones incluyen cosmogonías que explican cuál es el origen del mundo y cómo y por qué se produce su desarrollo, dejando huecos para que todos sus feligreses puedan insertar sus propias vidas y experiencias en una narración con principio, nudo y desenlace, siempre con connotaciones morales que no sólo explican los cómos, sino también los porqués. Cuando se pregunta a las persona religiosas el por qué de su fe una de las respuestas más típicas es que su creencia les ayuda a entender su papel en el Universo, ya que sin ella se sentirían perdidos en un Cosmos carente de sentido o razón. Las cosmogonías religiosas son así una parte fundamental del atractivo de la religión como concepto al proporcionar un sentido a la existencia, un esquema narrativo sobre el que fijar la experiencia humana y darle una estructura sin la cual nos sentimos inseguros. ‘Porque dios quiere’ o ‘porque los planes de la divinidad on complejos e insondables’ se convierten en explicaciones que para los creyentes dotan de sentido incluso a los sucedidos más absurdos o incomprensibles.

La ciencia no hace eso, dicen quienes lo consideran un defecto, y por tanto es insuficiente, está tarada, carece de una pieza esencial. Y tienen toda la razón, solo que no se trata de un defecto sino de una característica esencial: la búsqueda del sentido de la existencia nunca ha formado parte de los objetivos de la ciencia, que no pretende explicar nuestro papel en el Universo sino simplemente describir cómo funciona.

Puede que la confusión provenga del hecho de que la ciencia ha desguazado con datos y conocimiento las cosmogonías de todas las religiones al describir el verdadero origen y desarrollo posterior del cosmos. Quizá sea porque en sus sucesivos saltos de conocimiento la ciencia ha ido desplazando a la Humanidad del centro del Universo, lugar que por definición ocupa en las narrativas de todas las religiones. El caso es que de alguna manera ciertos creyentes han pasado a considerar a la ciencia como una narrativa de tipo religioso más, pero sin que responda a las clásicas dudas existenciales tan típicas de adolescentes y de intoxicados: ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuál es nuestro papel en la Gran Narrativa Universal?

La ciencia no busca ni pretende responder a esas preguntas en el sentido filosófico-moral-religioso en el que suelen hacerse. Para la ciencia en el Universo no hay necesariamente rima, ni razón, ni una narrativa confortable que nos permita comprender con facilidad nuestro papel en el Cosmos. Lo que es es lo que es, sin que quepan deducciones morales ni se pretenda obtenerlas, sin que el papel de la Humanidad sea especial por encima del que cualquier otra especie biológica. De lo que se trata es de entender lo que existe, no de buscar, descubrir y encajar la experiencia humana en un plan o historia universal que no existe. Por eso la ciencia tiene la característica, que no el defecto, de no buscar ni estar interesda por el sentido de la vida. Porque bastante complicado es ya simplemente entender el Cosmos como para buscarle las vueltas.

Sobre el autor: José Cervera (@Retiario) es periodista especializado en ciencia y tecnología y da clases de periodismo digital.





https://blogs.km77.com/teletransporte/gracias-pepe/

Joder que obituario ..

Gracias Pepe
por Javier Moltó - 24 septiembre, 2018 - 10 Comentarios - categorías: De todo un poco

Esta es una carta para ti, Pepe. Una carta pública. Una declaración pública de amor.

La hago pública porque quiero que haya mucha gente que te conozca aunque no sepa quién eres, que sepa que existe una persona como tú. Una cabeza prodigiosa metida dentro de otra cabeza prodigiosa. Una cabeza capaz de pensarlo y de recordarlo todo, rodeada de una cabeza inclinada hacia el amor generoso como casi ninguna.

Te escribo una carta pública para decirle al mundo que el mundo será peor dentro de poco tiempo, cuando ya no existas. Quienes no te conocen no lo saben. Pero vivirán en un mundo peor. Quienes te conocemos no tenemos ninguna duda. Por eso estamos tristes. Un mundo sin ti vale mucho menos la pena. Lo aceptaríamos normalmente si no te hubiéramos conocido, pero qué duro se hace después de estos años. Estamos tristes y a la vez tan felices por haberte conocido.

Seguramente eres poco consciente de todo lo que me has dado, de todo lo que te quiero. Conocerte, haber compartido cervezas contigo, lecturas contigo, comidas y cenas contigo, discusiones y discrepancias contigo ha sido uno de los privilegios de mi vida. Siempre me he sentido pequeño a tu lado. Tu cabeza prodigiosa es inalcanzable para mí.

Me parece imposible que puedas sentir aprecio por mí. Esa es la realidad. Tu cabeza es tan potente, la veo tan lejana, que me parece imposible. Y, a la vez, me he sentido tan querido por ti, he recibido tanto de ti, me has dado tanto, los hechos son tan potentes, que tus intenciones y sentimientos son insignificantes a su lado. Hechos. Los hechos que siempre reclamas, tú los fabricas para los demás.

Me hace feliz quererte.

No espero a que mueras para escribirte esta carta. Sería una estafa. No quiero sólo presumir ante los demás de mi cercanía contigo. Quiero decírtelo a ti. Para que tengas la posibilidad de saber que me has hecho mejor persona.

He aprendido tanto de tu generosidad, aunque no sea capaz de aplicarla. He aprendido tanto de tus conocimientos, aunque no sea capaz de retenerlos. He disfrutado tanto contigo, que sé que soy un privilegiado entre los seres humanos.

Gracias Pepe.




https://culturacientifica.com/2018/09/13/la-ciencia-y-la-guerra/

Su último artículo:

La ciencia y la guerra

El conflicto bélico es uno de los múltiples ámbitos en los que se han aplicado los conocimientos de la ciencia, desde tiempo inmemorial. Si el primer uso de la nueva tecnología de la piedra afilada fue despedazar animales muertos seguro que el segundo fue abrirle la cabeza al congénere de la tribu de al lado. O viceversa. Y esto es porque, como demuestra la primatología, la guerra estaba con nosotros antes que el saber.

Nuestros parientes chimpancés son capaces de organizarse en bandos, combatir, matar e incluso de llevar adelante campañas de exterminio sin necesidad de lanzas, espadas o fusiles. Basta el fuerte sentido intragrupal y una causa, a veces no muy sólida, para iniciar el conflicto. Y nada de combates rituales o simulacros de batallas: se va a la masacre. Para lo cual no hace falta trigonometría, sino fuerza y mala leche.

No, la ciencia no provoca las guerras, aunque pueda hacerlas más ‘eficientes’ en destrucción y muerte o poner en marcha mecanismos políticos que la hagan inevitable. Quienes luchan contra el conocimiento para evitar las guerras se equivocan, porque ni siquiera la decisión de usar tecnología para matar se toma desde criterios científicos. Y existen alentadores ejemplos de técnicas concretas que se han limitado gracias a la presión de los científicos y el resto de la sociedad por los horrores que provocan. Las armas químicas o nucleares se han usado, aunque poco, por sus efectos: este es el camino.

Prohibir el desarrollo de nuevas áreas de la ciencia para evitar su uso bélico no sólo evita que aparezcan malos desarrollos, sino también buenos. Nunca hay modo de saber cuál será el destino de un nuevo conocimiento. Pero es que además es una forma de automutilación intelectual: lo que no se descubre no se conoce jamás. Es cierto que algunos rincones del universo albergan horrores, y es prudente acercarse y tratarlos con precaución. Pero el sistema más seguro es ejercer la voluntad y decidir no utilizar aquello que sea excesivo para nuestra compasión. Nunca la prohibición y la ausencia voluntaria de saber.

Sobre el autor: José Cervera (@Retiario) es periodista especializado en ciencia y tecnología y da clases de periodismo digital.


aireadores para grifos, mangueras de jardín,

Una de aireadores para grifos, son rosca métrica cuando en fontanería se usan pulgadas, lio seguro :-) !!
Ojo no intentar intercambiar rosca métrica y de pulgadas, no cuincide el roscado.

Aireadores más utilizados:

M20 - Macho. El aireador es como un filtro y se coloca en un portafiltros que es macho.
M22 - Hembra. El aireador es como un filtro y se coloca en un portafiltros que es hembra, tiene rosca por el interior.
M24 - Macho. El más usado. El aireador es como un filtro y se coloca en un portafiltros que es macho.
M26 - Macho. similar al anterior suele ser para la bañera.

Roscas en pulgadas:

1/2  -- equ 4/8
5/8  -- equ 5/8
3/4  -- equ 6/8

Mangueras de riego de jardín:

19 / 13 mm

Las venden también en pulgadas: 1/2 y 3/4  (aprox  13 y 19 mm)